Por primera en la historia milenaria de la Iglesia católica, el papa otorga la bendición en solitario ante la inmensa plaza vacía de San Pedro y dará la bendición y la indulgencia plenaria al mundo por la pandemia de coronavirus que lo azota.
Se trató de un rito inédito durante el cual el papa dio la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) a todos los fieles. Esta bendición es la misma que los pontífices suelen impartir tan sólo el 25 de diciembre y el Domingo de Pascua, fechas en que se recuerda el nacimiento y la muerte de Jesús.
La bendición permitió a los más de 1.300 millones de católicos obtener la indulgencia plenaria, es decir, el perdón de sus pecados, en un momento tan difícil, con medidas de confinamiento que afectan a más de 3.000 millones de personas.
“Nos pides que no sintamos temor, pero nuestra fe es débil, pero tu señor no nos abandones a merced de la tormenta”.Francisco.
La imagen del jefe de la Iglesia católica que reza en soledad ante la inmensa explanada por el fin de la guerra contra un enemigo invisible que ha causado 25.000 muertes hasta ahora, resulta casi cinematográfica.
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